lunes, 1 de julio de 2013

Alas nuevas

Había demasiadas historias fuera y dentro de su piel. Por eso ese día se preguntó para qué buscarlas, si estaban tan cerca que todavía podía olerlas. Habló con el escritor y presentó su renuncia, como venia renunciando a cualquier cosa que le causara una leve molestia. El rostro de aquel hombre le causaba repugnancia, aunque alguna vez lo había palpado con una curiosidad casi ingenua, casi perversa. Ahora, ni siquiera una mueca hubiera podido cambiar el rictus de su boca y sin un “adiós” o un “hasta luego” lo dejo como lo había encontrado.
“El amor después del amor” la había convertido por fin en la única protagonista de esas historias,  que sin buscarlas, llegaban para derrotar lo efímero.

Se sintió libre por primera vez. Y lo contó…