Fue un rayo.
Dicen los
nativos que donde cae un rayo con el paso el tiempo sale una piedra en forma de
hacha. “ Que te parta un rayo” Me
desperté sobresaltada solo para darme cuenta que a veces no te mata, aunque los
3000 voltios de electricidad pueden cegarte, detener tu corazón e incluso
hacerte olvidar por un segundo, quien eres. Pero los rayos no parten a nadie
por la mitad (aunque no estoy muy segura de ello).
Un café negro
( pero no tanto) me recordó que le había prometido otro café casi quemado, para definir cuestiones laborales. Me vestí a medias, como
si el rayo se hubiera robado el alisado de mis cabellos, la amplitud de mi boca
y hasta la vuelta doble que el espejo que me regalaba un “bonus track”. Atravesé la puerta sin sentirla y el pasaje
culminó en ese bar repetido y agotado.
Nos saludamos como si nunca hubiéramos
transpirado juntos y aunque nunca pude aprender a jugar al truco, hablamos como
viejos amigos. No lo fuimos, pero sin
embargo alguna vez lloré por él y ahora me sorprendía de aquellas lágrimas.
Pasado.
Necesitaba
historias que no le gustarían ( era un
escritor de fuentes) pero que “alguien”
estaba dispuesto a pagar. Las gotas de sudor poco ayudan.
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“Nos
imaginamos, para vivir mil vidas, las vividas, hasta el aroma del café tan
saboreado, una mañana y otra, la marca de tus huellas microscópicas, el
picaporte de la puerta de madera, los sonidos de la respiración que no se ocultan
y el olor de una mesa acariciada, cuando los cuerpos no piden permiso ni se
asombran ante el poder del encuentro sin palabras.”
Pero el amor
es otra cosa y después del café y el entrevero yo quiero saber si está de pie.
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Yo imaginé.vos
imaginaste. Nosotros imaginamos.
Me encontré conjugando
con los personajes de una historia y él me dijo:
“ No se si es
amor, pero hay una escena que nunca voy
a olvidar. La repito una y mil veces, diferente. La dejo ir, la acaricio,
la olvido y la vuelvo a sentir como si el destino se ensañara conmigo”
“ Te prometí
tantas cosas, pero de todas, cocinar juntos. Desnudos y nada más. Vos llegabas y yo te esperaba. Parecía tan
simple y te juro que abrí la puerta y te vi. Estabas en la coina, en el baño y
en cada lugar. Estabas y querías estar hasta en la baulera.
Al principio
no sabía que decirte pero los hongos y el perejil y la entrega y la demora y el sacerdocio y
las fritangas, todas juntas obraron el milagro : Te saqué una palabra y una lágrima culpable y una risa y un después
y para no sacarte nada te besé. Lloraste como nunca habías llorado.
Nunca reí
tanto, se ve que el amor o lo que llaman
AMOR, envejece o se transforma..No se. No había culpas entre mis cacerolas, ni en mi sonrisa, ni en la
emoción de acariciarte.Toda la noche, todas las noches.sonaron a un te amo.
Pero hablamos
de una, la imaginada y me hubiera gustado que te duermas para verte dormir entre mis brazos, sin
pedirte nada, pidiéndote todo .
Cocinamos
desnudos, fue tu idea. Nos sentamos en el piso para divagar. No se si dormimos,
no creo que habláramos demasiado pero tus labios se hospedaron en los míos y los
dejé ser sin importarme nada más.
Atravesaste la puerta y tus ojos brillaron por última vez.
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Yo imaginé
Vos imaginaste
El imaginó
Ellos no
imaginaron que el amor los había traicionado.
Otra vez el amor, esa maldita costilla.
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